Iglesia Parroquial San Juan Bautista
La Iglesia, dedicada a la advocación de San Juan Bautista, se edificó entre 1736 y 1766, cuyas obras fueron financiadas por los vecinos de Alcalà con la aportación de cuotas (“treinteno”: de cada 30 cántaros de vino, aceite o arrobas de trigo, entregaban una parte para su construcción). Los arquitectos fueron José Herrero y Joan Barceló.
De planta de cruz latina, el espacio interior del templo consta de tres naves divididas en cinco tramos con crucero, cubierto con una cúpula con pechinas, tambor con ocho ventanales y sin linterna.
La fachada, una enorme pared de perfil mixtilíneo, coronada de fanales y rematada con la estatua de San Miguel, se impone a las tres portadas, de composición simétrica, la central de tres pisos y las laterales, de dos pisos.
La decoración se basa en yeserías barrocas y pinturas en la bóveda de temas alegóricos y figurativos.
El gran retablo central fue realizado en 1996 por el pintor Vicente Traver Calzada, quien a través de su motivo central, la degollación de San Juan Bautista, deja reflejada la incontemporaneidad de la violencia y de la maldad.
En el interior de la Iglesia se encuentra el Museo Parroquial, y en él se exponen pinturas al óleo, paneles y otros objetos de orfebrería y ornamentos, los cuales permanecían almacenados de forma precaria hasta su redescubrimiento.